jueves, 11 de mayo de 2017

Métodos efectivos de entrenamiento

El entrenamiento ha recibido diferentes teorías y postulados que acercan al integrante a un mejor desempeño. Sin embargo, como cristianos, nuestro mejor modelo y método aparece en la palabra de Dios en el testimonio vivo de Jesucristo.  El Maestro divino instituyó un modelo de discipulado que aun hoy tiene cien por ciento de efectividad.

Entre las enseñanzas simples pero útiles tenemos:

  • Yo hago, tú miras: a medida que se evidencia el contacto con el líder el discípulo podrá ver el trabajo que se desarrolla. Este será el primer momento para capacitar al alumno.
  • Yo hago, tú me ayudas: Incluir a los alumnos en el trabajo dará una identificación y apersonamiento a todo integrante.
  • Tú haces, yo te ayudo: Comenzar a delegar responsabilidades a los muchachos y dejar en sus manos gran parte del trabajo resulta eficaz. Claro está que quien lidera o tiene la experiencia no deja al azar a los nuevos líderes, por el contrario cumple un trabajo de acompañamiento permanente hasta que puedan trabajar por sí solos. 
  • Tú haces, yo te miro: Finalmente el trabajo se debe evidenciar en el proceso de formación de todo líder. Esa es la técnica efectiva inspiradora que el cielo instituyó para predicar el evangelio y formar nuevos discípulos. 
Al seguir estas directrices o derroteros como líderes, estaremos asegurando la efectividad y la permanencia de nuestros jóvenes en el desarrollo de la obra de Dios. Al cumplir este método Cristo logró rescatar once de sus doce apóstoles y convertirlos en los más fervorosos evangelistas de todos los tiempos. Otros aspectos que valen la pena resaltar son:

  1. Entrenar: El entrenamiento es la mejor estrategia con los jóvenes.
  2. Servicio: La razón de ser de la humanidad es la de servir y ayudar a sobrellevar las necesidades de los demás. Cristo no vino a ser servido, sino a servir ya dar su vida en rescate por muchos.
  3. Ejemplo: No podemos dejar de cumplir nuestra meta, la de dar testimonio en todo lugar y momento.
  4. Reconocer el potencial: El Señor Jesucristo vio el potencial de los discípulos aun cuando nadie lo reconoció. Cristo ve lo que los seres humanos pueden llegar a ser en sus manos. 
  5. Aplicar el método: Seguir paso a paso el ejemplo puede ser el secreto del éxito. 
  6. Una experiencia satisfactoria: Al ver el desarrollo de los alumnos o jóvenes en el proceso, el maestro o líder se sentirá feliz de lo que el señor está haciendo. 
  7. Repetir el proceso: No solo debe quedar el proceso impregnado en un pequeño número de personas. El Señor envió después a setenta. Así, todo líder debe continuar con la implementación del método de Cristo. 
Este es el fin de todo ministerio, discipular el ejército de Dio en todo tiempo. Dios es el que llama y al mismo tiempo capacita. 


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