Iglesia Adventista Del Séptimo Día
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La recreación es un buen refrigerante para las facultades mentales y físicas. Una mente vigorosa y sana, en vez de pedir diversiones mundanas, encontrará una renovación de las fuerzas en la buena recreación.
"Muchas de las diversiones que son populares en el mundo hoy, aun entre aquellos que se llaman cristianos, tienden al mismo fin que perseguían las de los paganos. Son, en verdad, pocas las diversiones que Satanás no aprovecha para destruir las almas. Por medio de las representaciones
dramáticas ha obrado durante siglos para excitar las pasiones y glorificar el vicio. La pera, con sus exhibiciones fascinadoras y su música embelesadora, las mascaradas, los bailes y los juegos de naipes son cosas que usa Satanás para quebrantar las vallas de los principios sanos y abrir la puerta a la sensualidad. En toda reunión de placer donde se fomente el orgullo o se dé rienda suelta al apetito, donde se le induzca a uno a olvidarse de Dios y a perder de vista los intereses eternos, allí está Satanás rodeando las almas con sus cadenas" (Patriarcas y profetas, p. 491).
Alertamos seriamente contra la influencia sutil y siniestra de los cinematógrafos, que no son lugares para el cristiano. Las películas dramatizadas que presentan, visualmente y mediante la sugestión, los pecados y crímenes de la humanidad: homicidios, adulterios, robos y otros males semejantes, son responsables en medida no pequeña del presente desmoronamiento de la moralidad.
Apelamos a los padres, a los niños y a los jóvenes a que se aparten de esos lugares de diversión y se abstengan de contemplar esas películas que glorifican a los actores profesionales. Si nos deleitásemos en el gran mundo de la naturaleza creada por Dios, y en la historia revelada en los seres humanos y en las obras divinas, no nos sentiríamos atraídos por las pueriles representaciones teatrales.
Otra forma de diversión que ejerce una mala influencia es el baile. "La diversión del baile, como se practica actualmente, es una escuela de depravación, una terrible maldición para la sociedad" (Mensajes para los jóvenes, p. 397; véanse 2 Cor. 6:15-18; 1 Juan 2:15-17; Sant. 4:4; 2 Tim. 2:19-22; Efe. 5:8-11; Col. 3:5-10).
No patrocinemos las diversiones comercializadas, uniéndonos a las multitudes de mundanos, negligentes y amantes del placer, "amadores de los deleites más que de Dios".
La recreación es esencial. Deberíamos esforzarnos por lograr que la iglesia sea el centro de amistad y recreación de nuestro pueblo. Recomendamos que en todo hogar donde haya niños se provean los elementos que proporcionen una válvula de escape para las energías creadoras de la juventud. Amistades y recreación sanas pueden ser provistas por medio de conjuntos musicales, las clases progresivas de los J.A y grupos de actividad misionera.
Fuente: Manual de Iglesia.
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RECREACIÓN & DIVERSIÓN
Hay una distinción entre recreación y diversión. La recreación, cuando responde a su nombre, re-creación, tiende a fortalecer y reparar. Apartándonos de nuestros cuidados y ocupaciones comunes, provee refrigerio para la mente y el cuerpo, y de ese modo nos permite volver con nuevo vigor al trabajo serio de la vida. Por otra parte, se busca la diversión para experimentar placer, y con frecuencia se la lleva al exceso; absorbe las energías requeridas para el trabajo útil y resulta de ese modo un obstáculo para el verdadero éxito de la vida (La educación, pág. 203).
EL VALOR DE LA RECREACIÓN
LOS cristianos deberían ser los seres vivientes más alegres y felices. Pueden tener la conciencia de que Dios es su padre y su amigo eterno.
Pero muchos cristianos profesos no representan correctamente la religión cristiana. Parecen melancólicos como si viviesen bajo una nube. Hablan frecuentemente de los grandes sacrificios que han hecho para llegar a ser cristianos. Exhortan a los que no han aceptado a Cristo, indicando, por su ejemplo y conversación, que deben renunciar a todo lo que hace agradable y gozosa la vida. Arroja una sombra de tristeza sobre la bendita esperanza cristiana. Dan la impresión de que los requerimientos de Dios son una carga hasta para el alma dispuesta, y que debe sacrificarse todo lo que daría placer, o deleitaría el gusto.
No vacilamos en decir, que esta clase de cristianos profesos no conoce la religión genuina. Dios es amor. El que mora en Dios, mora en el amor. Los que ciertamente se han familiarizado por un conocimiento experimental, con el amor y la tierna compasión de nuestro Padre celestial, impartirán gozo y luz dondequiera se encuentren. Su presencia y su influencia serán para sus relaciones como fragancia de flores delicadas, porque están en comunión con Dios y el cielo, y la pureza y la exaltada amabilidad del cielo se transmiten a través: de ellos a todos los que están al alcance de su influencia. Esto los constituye en luz del mundo, en sal de la tierra. Son ciertamente sabor de vida para vida, pero no de muerte para muerte.
LA RECREACIÓN CRISTIANA
Es privilegio y deber de los cristianos tratar de refrescar sus espíritus y vigorizar sus cuerpos mediante la recreación inocente, con el fin de usar sus facultades físicas y mentales para la gloria de Dios. Nuestras recreaciones no deberían ser escenas de alegría insensata que caigan en lo absurdo. Podemos dirigirlas de modo tal que beneficien y eleven a aquellos con quienes nos relacionamos y nos habiliten mejor, lo mismo que a ellos, para cumplir con más éxito los deberes que nos corresponden como cristianos.
A la vista de Dios estamos sin excusa si participamos en diversiones que tienden a inhabilitarnos para el desempeño fiel de los deberes ordinarios de la vida y disminuyen así nuestro gusto por la contemplación de Dios y de las cosas celestiales. La religión de Cristo es de influencia animadora y elevadora. Está por encima de todo lo que sea bromas y diarias vanas y frívolas. En todos nuestros momentos de recreación debiéramos obtener de la Fuente Divina de fuerza, nuevo valor y poder para elevar con más éxito nuestras vidas hacia la pureza, la verdadera bondad y la santidad.
INCAPACITADOS PARA RESISTIR LA TENTACIÓN
No supongáis que os podéis unir con los amantes de las diversiones, con los alegres amadores de placeres y al mismo tiempo resistir la tentación (Signs of the Times, junio 20, 1900). 365
EL AMOR A LOS PLACERES MUNDANOS
ES UN hecho alarmante que el amor al mundo predomina en la mente de los jóvenes, como tales. Muchos se conducen como si las preciosas horas de gracia, mientras la misericordia se prolonga, fuesen un gran día de fiesta y ellos estuviesen en el mundo tan sólo para divertirse, para satisfacerse con una excitación continua. Hallan sus placeres en el mundo y las cosas del mundo, y son extraños al Padre y a las gracias del Espíritu. Muchos son descuidados en su conversación. Prefieren olvidar que serán justificados o condenados por sus palabras. La frivolidad, las conversaciones y risas vacías y vanas que caracterizan la vida de muchos de nuestros jóvenes, deshonran a Dios. . .
Satanás hace esfuerzos especiales para inducirles a encontrar su felicidad en los placeres mundanos, y a justificarse esforzándose por mostrar que esas diversiones son inofensivas, inocentes y hasta importantes para la salud. Presenta la senda de la santidad como si fuese difícil mientras la del placer mundano como si estuviese cubierta de flores.
Despliega ante los jóvenes el mundo y sus placeres con colores atractivos pero falsos. Mas pronto llegarán a su fin los placeres de la tierra, y se habrá de cosechar lo que se ha sembrado. ¿Son demasiado valiosos los atractivos personales, las aptitudes o talentos, para dedicarlos a Dios, el Autor de nuestro ser, que nos observa continuamente? ¿Son nuestras cualidades demasiado preciosas para ser dedicadas a Dios?
EL CAMINO DE LA SABIDURÍA
Los jóvenes arguyen con frecuencia que necesitan algo para avivar y distraer la mente. La esperanza del cristiano es precisamente lo que se necesita. La religión resultará para el cristiano un consuelo, un guía seguro hacia la Fuente de la verdadera felicidad. Los jóvenes deberían estudiar la Palabra de Dios y entregarse a la meditación y a la oración. Hallarán que no pueden emplear mejor sus momentos libres. Los caminos de la sabiduría "son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz".*
Pablo, escribiendo a Tito, exhorta a los jóvenes a la sobriedad: "Exhorta también a los jóvenes a que sean sobrios: en todas las cosas mostrándote a ti mismo un dechado de buenas obras; en tu enseñanza manifestando incorrupción, sobriedad, discurso sano que no puede ser condenado para que el que es de la parte contraria se avergüence, no teniendo ningún mal que decir contra vosotros".*
Ruego a los jóvenes, por amor a su propia alma, que presten atención a la exhortación del apóstol. Todas estas bondadosas instrucciones, amonestaciones y reprensiones serán un sabor de vida para vida o de muerte para muerte.
Los jóvenes están naturalmente inclinados a sentir que no se espera de ellos que lleven responsabilidades, cuidados o cargas. Pero sobre cada uno descansa la obligación de alcanzar la norma de la Biblia. La luz que brilla en forma de privilegios y oportunidades, en el ministerio de la palabra, en consejos, amonestaciones y reprensiones, perfeccionará el carácter o condenará a los indiferentes. Han de apreciar la luz tanto los jóvenes como los de edad madura. ¿Quién quiere ponerse ahora de parte de Dios decidido a que el servicio a Dios ocupe el primer lugar en su vida? ¿Quiénes quieren ser portadores de cargas?
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud".* Jesús desea el servicio de los que tienen el rocío de la juventud. Quiere que sean herederos de la inmortalidad. Pueden llegar a ser hombres y mujeres nobles a pesar de la corrupción que abunda y mancilla a tantos de los jóvenes en temprana edad. Pueden ser libres en Cristo, hijos de la luz, no de las tinieblas.
Dios pide a cada joven y señorita que renuncie a todo hábito malo, que sea diligente en los negocios, ferviente en espíritu, sirviendo al Señor. No tienen por qué permanecer en la indolencia sin hacer ningún esfuerzo para vencer los malos hábitos o mejorar la conducta. El vigor del esfuerzo que hacen para obedecer los mandamientos de Dios será la prueba de la sinceridad de sus oraciones. A cada paso pueden renunciar a los malos hábitos y compañías, creyendo que el Señor, por el poder de su Espíritu, les dará fuerza para vencer.
ANHELOS NO SATISFECHOS
El continuo deseo de diversiones placenteras revela los profundos anhelos del alma. Pero los que beban de esta fuente de placer mundano hallarán que la de su alma no quedará aún satisfecha. Se engañan; confunden la alegría con la felicidad; y cuando cesa la excitación, muchos se hunden en las profundidad del desaliento y la desesperación. ¡Qué locura, qué insensatez, abandonar la 'fuente de agua viva' por las 'cisternas rotas' * del placer mundano! (Fundamentals of Christian Education, pág. 422).
DIVERSIONES PELIGROSAS PARA LOS JÓVENES
EL DESEO de excitación y agradable entretenimiento es una tentación y una trampa para el pueblo de Dios y especialmente para los jóvenes. Satanás está preparando constantemente seducciones que distraigan las mentes de la obra solemne de preparación para las escenas que están a punto de sobrevenir. Por medio de los agentes humanos, mantiene una excitación continua para inducir a los incautos a participar en los placeres mundanales. Hay espectáculos, conferencias y una variedad infinita de entretenimientos calculados para inducirles a amar al mundo; y esta unión con el mundo debilita la fe.
Satanás es un obrero perseverante, un enemigo artero y mortífero. Cuando quiera que se pronuncia una palabra, sea en adulación o para inducir a los jóvenes a mirar algún pecado con menos aborrecimiento, se aprovecha de ella, y nutre la mala semilla a fin de que eche raíces y dé una cosecha abundante. El es, en todo el sentido de la palabra, un engañador, un hábil encantador. Tiene muchas redes de mallas finas, que parecen inocentes, pero que han sido preparadas hábilmente para atrapar a los jóvenes incautos. La mente natural se inclina al placer y la complacencia propia. Es el propósito de Satanás llenar la mente con un deseo de diversiones mundanales, a fin de que no haya tiempo para atender a la pregunta: ¿Cómo está mi alma?
LA DISTRACCIÓN Y LA DIVERSIÓN
Los que estudian, deberían tener distracción. La mente no debe dedicarse constantemente al pensamiento intenso, pues la delicada maquinaria mental se gasta. Tanto el cuerpo como la mente necesitan el ejercicio. Pero es muy necesaria la temperancia en las diversiones, como en cualquier otra ocupación. Y se debería considerar cabal y cuidadosamente el carácter de estas diversiones. Cada joven debería preguntarse: ¿Qué influencia tendrán estás diversiones en la salud física, mental y moral? ¿Se cegará mi mente hasta el punto de olvidar a Dios? ¿Dejaré de tener su gloria ante mi vista?
Debería prohibirse el juego de naipes. Las relaciones y, tendencias que entraña son peligrosas. . . No hay nada beneficioso para el alma o el cuerpo en semejantes 378 diversiones. No hay nada que fortalezca el intelecto, que lo aprovisione de ideas valiosas para uso futuro. La conversación gira a menudo alrededor de temas triviales y degradantes. . .
La destreza en el manejo de las cartas conduce a menudo al deseo de dar a este conocimiento y habilidad algún uso de beneficio personal. Se arriesga una suma pequeña, luego otra mayor, hasta que se despierta la sed por el juego, que lleva a una ruina segura. ¡A cuántos ha conducido ésta diversión perniciosa a toda clase de prácticas pecaminosas, a la pobreza, a la cárcel, al homicidio y a la horca! Y sin embargo, muchos padres no ven el terrible abismo de ruina abierto para tragarse a nuestros jóvenes.
Entre los placeres más peligrosos se encuentra el teatro. En vez de ser una escuela de moralidad y virtud como a menudo se dice, es el foco mismo de la inmoralidad. Estos entretenimientos fortalecen y confirman hábitos viciosos y propensiones pecaminosas. Los cantos bajos, las expresiones, las actitudes y los gestos impúdicos, depravan la imaginación y rebajan las costumbres. Todo joven que asista habitualmente a tales exhibiciones se corromperá en sus principios. No hay en nuestro país influencia más poderosa para envenenar la imaginación, para destruir las impresiones religiosas, para embotar el gusto por los placeres tranquilos y las sobrias realidades de la vida, que las diversiones teatrales.
El amor por estas escenas aumenta con cada participación en ellas así como el deseo de las bebidas intoxicantes se fortalece con su uso. La única conducta segura es evitar el teatro, el circo, y cualquier otro lugar dudoso de diversión.
Hay formas de recreación muy benéficas para el cuerpo y la mente. Una mente iluminada, discernidora, 379 hallará abundantes medios de entretenimiento y diversión, de fuentes no sólo inocentes, sino instructivas. La recreación al aire libre, la contemplación de las obras de Dios en la naturaleza, serán del mayor beneficio (Testimonies, tomo 4, págs. 651-653).
PROVEED PLACERES INOCENTES
No se puede hacer que los jóvenes sean tan calmosos y graves como los ancianos, el hijo tan sobrio como el padre. Aunque se condenan las diversiones pecaminosas, como en verdad debe hacerse, que los padres, maestros y tutores de los jóvenes provean en cambio placeres inocentes, que no mancillen ni corrompan la moral. No sujetéis a los jóvenes bajo reglas y restricciones rígidas, que los induzcan a sentirse oprimidos, y a precipitarse en sendas de locura y destrucción. Con mano firme, bondadosa y considerada, sujetad las riendas del gobierno, guiando y vigilando sus mentes y propósitos, aunque de manera tan suave, sabia y amorosa, que ellos puedan darse cuenta de que tenéis presente sus mejores intereses (Consejos para los maestros, pág. 255).
LA RECREACIÓN CRISTIANA
Mientras estamos procurando refrescar nuestro ánimo y vigorizar nuestro cuerpo, Dios requiere de nosotros que empleemos todas nuestras facultades en todo momento con el mejor propósito. Podemos y debemos dirigir nuestras recreaciones de tal manera que nos dejen en mejores condiciones para desempeñar con éxito los deberes que nos incumben, y que se acreciente el beneficio de nuestra influencia sobre aquellos con quienes tratamos. Podemos volver de esas ocasiones a nuestros hogares con mejor ánimo, refrigerados físicamente y preparados para reanudar nuestro trabajo con más esperanza y valor. . .
Estamos aquí para beneficiar a la humanidad y a la sociedad; pero si permitimos que nuestra mente vaya por el cauce bajo por el cual muchos que buscan solamente la vanidad y la insensatez dejan correr las suyas, ¿cómo podremos beneficiar a nuestra especie y a nuestra generación? ¿Cómo podemos ser una bendición para la sociedad que nos rodea?. . .
PRINCIPIOS EN CONTRASTE
Entre las compañías frecuentadas por los seguidores de Cristo para obtener recreación cristiana, y las reuniones mundanas para obtener placer y diversión, existirá un notable contraste. En vez de la oración y mención del nombre de Cristo y de las cosas sagradas, se oirá de los labios de los mundanos, la risa insensata y la conversación trivial. Su propósito es divertirse 384 en forma. Sus diversiones comienzan con insensatez y terminan con vanidad. Debemos conducirnos y dirigir nuestras reuniones de tal manera, que al volver a nuestros hogares podamos tener una conciencia libre de ofensa hacia Dios y los hombres; una seguridad de que no hemos herido ni perjudicado en nada a aquellos con quienes hemos estado asociados, ni hemos ejercido una influencia perjudicial sobre ellos.
La mente natural se inclina hacia el placer y la complacencia propia. Es procedimiento de Satanás fabricarlos en abundancia. El procura llenar la mente de los hombres con un deseo de diversión mundanal, a fin de que no tengan tiempo de hacerse la pregunta: ¿Cómo está mi alma? El amor a los placeres es infeccioso. Entregada a él, la mente vuela de un punto a otro, buscando siempre una diversión. La obediencia a la ley de Dios contrarresta esa inclinación y constituye barreras contra la impiedad (Consejos para los maestros, págs. 256, 257).
Los jóvenes deben recordar que son responsables de todos los privilegios de que han disfrutado, del aprovechamiento de su tiempo y del debido uso de sus capacidades. Pueden preguntar: "¿No tendremos diversión o recreación?" "¿Trabajaremos y trabajaremos y trabajaremos, sin ninguna variación?"
No será peligrosa cualquier diversión a la cual podáis dedicaros y pedir con fe la bendición de Dios. Pero cualquier diversión que os descalifique para la oración secreta, para la devoción ante el altar de la oración, o para tomar parte en la reunión de oración, no sólo no es segura, sino peligrosa (Consejos para los maestros, pág. 257).
LAS REUNIONES SOCIALES
Las reuniones sociales pueden ser en elevado grado provechosas e instructivas cuando los que a ellas asisten tienen el amor de Dios en sus corazones, cuando se reúnen para expresar pensamientos en cuánto a la Palabra de Dios, o para considerar los métodos para el progreso de su obra o para hacer el bien a sus prójimos. Dios es honrado, y los que tienen parte en estas reuniones son refrigerados y fortalecidos cuando el Espíritu Santo es considerado un huésped bienvenido a estas reuniones, y cuando no se dice o hace nada que lo haga retirar entristecido.
Pero hay reuniones sociales de carácter diferente donde se ven con demasiada frecuencia el orgullo de la apariencia, hilaridad y frivolidad. En su deseo de divertirse, los que asisten a ellas corren el peligro de olvidar a Dios, y ocurren cosas que hacen llorar a los ángeles que las observan. El escenario de placer llega a ser, momentáneamente, su paraíso. Todos se entregan a la hilaridad y la alegría. Los ojos chispean, las mejillas se sonrojan; pero la conciencia duerme.
REUNIONES SOCIALES ACEPTADAS
Todo talento de influencia debe ser sagradamente alimentado y usado con el fin de conquistar almas para Cristo. Los jóvenes de ambos sexos no deberían pensar que son aceptables a Cristo sus deportes, sus veladas y sus entretenimientos musicales, tal como se desarrollan habitualmente.
Repetidas veces se me ha dado luz en cuanto a que todas nuestras reuniones deberían caracterizarse por una decidida influencia religiosa. Si nuestros jóvenes se reuniesen para leer y entender las Escrituras, preguntándose: "¿Qué debo hacer para tener la vida eterna?" y se pusiesen luego unidos de parte de la verdad, el Señor Jesús enviaría su bendición a sus corazones.
¡Ojalá cada miembro de iglesia, cada obrero de nuestras instituciones se percatara de que esta vida es una escuela donde ha de prepararse para el examen a que lo someterá el Dios del cielo en cuanto a pureza, limpieza de pensamiento y generosidad de acción! En los libros del cielo se registra cada palabra y acción, cada pensamiento. . .
Por el poder y predominio de la verdad debemos ser santificados y elevados a la verdadera dignidad de la norma expuesta en la Palabra. Sólo se puede conocer el camino del Señor por la más cuidadosa obediencia de su Palabra. Estudiad la Palabra (Youth's Instructor, agosto 14, 1906).
COMO PASAR LOS DÍAS DE FIESTA
La recreación es necesaria para los que hacen trabajo físico, y mucho más aún para aquellos cuya labor es principalmente mental. No es esencial para nuestra salvación, ni para la gloria de Dios, mantener la mente trabajando constante y excesivamente, aun en asuntos religiosos. Hay diversiones como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no podemos aprobar, porque el cielo las condena. Estas diversiones abren la puerta a grandes males. No son de influencia benéfica, sino de influencia excitante, y despiertan en algunas mentes la pasión por los juegos que inducen a jugar por dinero y a la disipación. Todos estos juegos deberían ser condenados por los cristianos y sustituidos por algo perfectamente inofensivo.
Vi que no deberíamos pasar los días feriados imitando al mundo, pero que no se los debería dejar, si embargo, transcurrir inadvertidos, pues esto causará descontento a nuestros hijos. En estos días en que hay peligro de que nuestro hijos estén expuestos a malas influencias y sean corrompidos por los placeres y la excitación del mundo, los padres deberían ocuparse en idear algo que reemplace las diversiones más peligrosas. Dad a entender a vuestros hijos que tenéis en vista su bien y felicidad.
Reúnanse varias familias que viven en una ciudad o pueblo y dejen las ocupaciones que las han estado abrumando física y mentalmente y hagan una excursión 391 al campo, a orillas de algún hermoso lago o un lindo bosque que sea un bello escenario de la naturaleza. Deberían proveerse de alimento sencillo e higiénico, de las mejores frutas y cereales, y tender su mesa bajo la sombra de algún árbol o el pabellón del cielo. El viaje, el ejercicio y el paisaje estimularán el apetito, y gozarán de una comida que los reyes envidiarían.
En tales ocasiones los padres y los niños deberían sentirse libres de cuidados, de trabajos y de perplejidades. Los padres deberían hacerse niños a la par de sus hijos, tratando de que todo sea para ellos tan agradable como sea posible. El día entero debería ser dedicado a la recreación.
El ejercicio al aire libre será benéfico para la salud de aquellos que trabajan en locales cerrados y cuya ocupación es sedentaria. Todos los que pueden, deberían considerar un deber hacer esto. Nada se perderá, pero en cambio se ganará mucho. Regresarán a sus ocupaciones con nueva vida y nuevo valor para emprender sus labores con celo, y estarán mejor preparados para resistir la enfermedad (Testimonies, tomo 1, págs. 514, 515).
FUENTES CRISTIANAS DE PLACER
Dios ha provisto para todos un placer que puede ser disfrutado igualmente por ricos y pobres: el placer de cultivar la pureza de pensamiento y el desinterés en la acción, el placer que proviene de hablar palabras de simpatía y realizar actos bondadosos. Los que prestan un servicio tal irradian la luz de Cristo que alumbra las vidas oscurecidas por muchas penas (Testimonies, tomo 9, pág. 57).
EL BAILE
EL VERDADERO cristiano no deseará entrar en ningún lugar de diversión ni ocuparse en ningún entretenimiento sobre el cual no pueda pedir la bendición de Dios. No será hallado en el teatro, ni en la sala de billar, ni en salones donde se juega a los bolos.* No se unirá a los alegres bailarines, ni tendrá parte en ningún otro placer seductor que haga desvanecer de la mente la figura de Cristo.
A los que defienden estas diversiones les contestamos: No podemos participar en ellas en el nombre Jesús de Nazaret. No podría invocarse la bendición de Dios sobre la hora pasada en el teatro o en la sala de baile. Ningún cristiano querría encontrar la muerte en semejante lugar. Nadie querría ser hallado allí cuando Cristo venga.
Cuando lleguemos a la hora final y nos hallemos frente a frente con el informe de nuestras vidas, ¿lamentaremos haber asistido a tan pocas reuniones de placer? ¿nos pesará haber tenido parte en tan pocas escenas de jovialidad irreflexiva? ¿no lamentaremos, más bien, amargamente el haber malgastado tantas horas preciosas en la satisfacción del yo, el haber desperdiciado tantas oportunidades que, debidamente aprovechadas, nos hubieran asegurado tesoros inmortales?
Ha llegado a ser una costumbre entre los que profesan ser religiosos el excusar cualquier complacencia 397 perniciosa a que se halle ligado el corazón. La familiaridad con el pecado los ciega de modo que no ven su enormidad. Muchos que dicen ser hijos de Dios disculpan pecados que su Palabra condena, mezclando algún propósito de caridad cristiana con sus festines impíos. Utilizan así la librea del cielo para servir con ella al diablo. Estas disipaciones de moda engañan a las almas, y las hacen descarriar y perder para la virtud e integridad.
EL PELIGRO DE LAS DIVERSIONES
El amor al placer es, entre las muchas tentaciones que asaltan a los niños y los jóvenes en las ciudades, una de las más peligrosas, porque se cuenta entre las más sutiles. Son muchos los días de fiesta; los juegos y las carreras de caballos atraen a millares, y el torbellino de excitación y placer los hace apartar de los deberes serios de la vida. El dinero que debería haber sido ahorrado para usos mejores, que en muchos casos representa las escasas ganancias del pobre, es desperdiciado en diversiones (Fundamentals of Christian Education, pág. 422).
GUIADOS POR PRINCIPIOS
Muchos tienen tanto temor a las críticas hostiles o chismes maliciosos, que no se atreven a proceder de acuerdo con los principios. No se atreven a identificarse con los que siguen completamente a Cristo. Desean conformarse a las costumbres mundanas y obtener la aprobación de los mundanos. Cristo se entregó por nosotros "para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" * (Review and Herald, noviembre 29, 1887).
Fuente: Mensaje para los jóvenes de Elena G. de White.
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